martes, 4 de febrero de 2014

Absolución.

Medita un cuarto de hora tras comenzar el día con el Saludo al Sol. Desayuna algas marinas, cerezas del Tibet, y una mezcla de hongos y leche fermentada que le ha recetado su homeópata. Brújula de cuarzo en mano, alinea cada mueble y cada objeto según las páginas del Manual del Maestro de Feng-Shui. Y mientras enciende una barra de incienso para alejar los malos espíritus tras verter un puñadito de sal en cada rincón de la casa, llaman al timbre y resultan ser dos señoras que vienen a enseñarle el Verdadero Mensaje de Jesús.
—¡Paparruchas! —dice.
Y cierra de un portazo.

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